Comprar una casa o un auto es de los sueños más comunes que se tienen desde la juventud muy temprana. Una vez empezado alguno de estos propósitos, es momento de sentir satisfacción, grandeza, es el paso hacia la adultez. Todo esto suena maravilloso, pero hay un gran contra: para conseguirlo casi siempre hace falta endeudarse por varios años.
No se trata de ser una persona en exceso austera y no querer adquirir ninguno de estos bienes. Endeudarse de forma inteligente no está mal. Sí, de forma inteligente. Saber administrarse en los ingresos también implica saber administrarse en gastos, inversiones y deudas. A fin de cuentas, el dinero, bien sea obtenido mediante préstamos rápidos o incluso si es propio, es uno de los medios para alcanzar metas.
Tener un techo propio y un medio de transporte privado da mucha comodidad a la vida, por lo que valen hacer el esfuerzo económico por conseguirlos. El tema está en cuándo es el momento indicado. Si se es demasiado joven, entonces no se cuentan con los ingresos suficientes, y si se es demasiado viejo, no da el tiempo para pagar la hipoteca. Y en mitad de la adultez están otros gastos, como los hijos. ¿Entonces, cuándo?
Lo ideal es tomar una decisión basada en información, que se ajuste a las necesidades de cada quien. Para ello es importante calcular una hipoteca para saber cómo comprar una casa y así tener una mejor visión panorámica del asunto.
Preferible es tomar la determinación de adquirir un inmueble desde la juventud, con una buena formación económica detrás y la entereza suficiente para mantener en orden las finanzas. La disciplina practicada durante años puede dar mayores frutos de lo que se piensa. Saber administrar ingresos, así sean bajos, y tener una capacidad de ahorro mínima y también la de pagar una hipoteca, suena demasiado, pero no es tan así.
Al momento de genera conciencia de la cantidad de gastos inútiles que se tienen al mes, es posible ver el despilfarro tan enorme. Ropa nueva cada pocas semanas, vicios, cenas lujosas, exceso de vida nocturna, lo último en tecnología, etc. Hay cosas en las que se va el dinero y que no retribuyen en nada.
Si se toman las medidas adecuadas desde joven, es perfectamente posible asumir una hipoteca y adquirir hasta una casa propia. Así ya en la mitad de la adultez, se tendrá gran parte del trabajo hecho. Incluso es un reto a tomar durante esos años. Cuando los ingresos aumenten, a medida que haya un desarrollo profesional, la capacidad de ahorro y de inversión se verán recompensadas si se cumple con la disciplina y el reto tan grande de llevar una hipoteca desde la juventud.
Ya no es cuestión de cuándo, sino de cómo. El cómo es la actitud.